Mundo Esotérico

Los nuevos Seres de Luz que están poblando la Tierra llegan con un alto potencial intelectual y una nueva conciencia interna. Estos niños vienen con la misión de romper los antiguos esquemas sociales que atan a la humanidad para lograr la transformación que nos permita cambiar el orden de las cosas y conocer un nuevo tipo de felicidad, tanto cósmica como terrenal.

Los niños de la Nueva Era vienen para aumentar y hacer más positiva la energía del planeta y de sus habitantes; son ellos quienes ayudarán a la humanidad a trascender de nuestra tercera dimensión a la cuarta, hacia un plano espiritual más elevado.

Para ello, tienen que trabajar en el cambio de conciencia de los seres humanos, que siguen actuando bajo normas, preceptos y estructuras ya caducas. Esto implica realizar cambios en todo el sistema, en la familia, la educación, las formas de gobierno, los valores, los roles, etc. Todo lo que por decrépito estorba tanto para el desarrollo del ser humano, como del planeta entero.

Los niños índigo nos ayudarán a disminuir el distanciamiento entre el pensar y el actuar, es decir, entre el pensamiento y la acción. Con frecuencia actuamos en forma distinta a como pensarnos. Estos niños van a inducirnos a disminuir este distanciamiento, generando así una sociedad más auténtica, transparente, verdadera, con mayor confianza en nuestras relaciones.

Ellos también contribuirán a que dejemos de concentrarnos tanto en el yo y comencemos a pensar más en el prójimo, inicialmente a partir del restablecimiento de la autenticidad y la confianza de la humanidad, que son requisitos previos para que podamos respetar y considerar más a los demás que a nosotros mismos. Como consecuencia, disminuirán el egoísmo, la envidia, la discriminación y el resultado será una sociedad solidaria y compartida.

Esta misión puede sonar muy poética pero no es una tarea fácil ni para los niños ni para los padres, que continuamente se verán sometidos al enfrentamiento de su propia realidad; esto suele desarrollar una enorme confusión, sobre todo en la educación de los niños, ya que pocos padres y maestros están preparados para esto. Solamente los padres de un niño índigo que tengan una conciencia diferente, un cierto grado de evolución espiritual, podrán hacerlo bien, ya que se esforzaran por comprender al niño, por captar el significado de su misión, y le ayudarán a llevarla a cabo sin obstaculizarla.
Los niños índigo saben instintivamente que deben realizar el cuestionamiento y la transformación de todos los sistemas, tradiciones, costumbres e instituciones rígidas que los rodean, y que son el producto de milenios de “civilización”. Comenzando por la familia, que hoy se basa en la imposición de reglas, sin tiempo de dedicación, sin autenticidad, sin explicaciones, sin ninguna información, sin elección ni negociación.
Estos niños simplemente no responden a estas estructuras rígidas, porque para ellos es imprescindible tener opciones, relaciones verdaderas y mucha capacidad de negociación. Ellos no aceptan ser engañados porque tienen una “intuición” para percibir las verdaderas intenciones, y no tienen miedo. Por lo tanto, intimidarlos no da resultado, porque ellos siempre encontrarán una manera de obtener la verdad. Ellos perciben las verdaderas intenciones y las debilidades de los adultos.

La segunda institución vulnerable a la acción de los índigos es la escuela. Hoy el modelo de enseñanza es siempre impuesto, sin mucha interacción, sin disposición para escuchar y sin la participación de los estudiantes. Este modelo es simplemente incompatible con los índigos, convirtiéndose por lo tanto en una de las mayores fuentes de problemas, desadaptación y conflicto, muchas veces superior al que hay con el núcleo familiar, principalmente por la falta de vínculos afectivos y amor. Como los índigo poseen una estructura mental diferente, resuelven problemas conocidos de una manera distinta, en formas de razonamiento que sacuden al modelo educativo actual, y que, como hemos visto, muchas veces los hace ser objeto de rechazo social.
Los niños índigo están aquí, antes de los albores de la era de Acuario y a finales de la turbulenta era de Piscis, por una razón sagrada: construir una nueva sociedad basada en la honestidad, la cooperación el amor.

Cuando lleguen a la fase adulta, y ya hay muchos adultos índigo caminando por la faz del planeta, el mundo entrará definitivamente en un proceso de cambio.
En el momento en que abandonemos por completo la era de Piscis e ingresemos a la espiritual era de Acuario, y si hemos dejado que los niños de la Nueva Era se desarrollen armónicamente y puedan realizar su misión, nuestro mundo será bastante diferente de lo que es hoy. No habrá violencia ni competencia. Recordaremos nuestra habilidad para manifestar nuestras necesidades, así que no tendremos por qué competir con los demás. Como nuestras habilidades telepáticas naturales serán restablecidas, mentir será imposible. Y como todos reconocerán la unidad que existe entre todos los seres vivos, la consideración hacia los otros será la base de nuestra sociedad.

Incurriremos en una gran deuda kármica si interferimos con la misión divina de estos niños. Será extremadamente importante que ayudemos a conducirlos al éxito espiritual. Nuestra propia supervivencia como especie depende de esto. Para ello, debemos ser muy honestos con ellos. Cuando un niño le pregunte algo, aunque lo haga sentir incómodo, dígale la verdad. Si usted se siente incómodo al decirle la verdad a su niño, hágaselo saber. Usted no necesita convertir a los niños en sus confidentes, pero es importante compartir sus sentimientos con ellos honestamente. Así, usted se convertirá en un modelo positivo que le muestra a los niños cómo honrar sus emociones.

A través de los metafísicos y sus fuentes estamos aprendiendo que los nuevos niños que están llegando al planeta son mucho más conscientes espiritualmente. Esto no significa que todos los índigos se convertirán en ministros o en avatares espirituales, Significa que llegaron con un nivel diferente de conciencia, mayor que el nuestro.

De acuerdo con la mayoría de las fuentes espirituales, estos niños no sólo eran esperados, sino que son la prueba de la evolución de la conciencia humana, más allá de la “vieja energía” de las generaciones anteriores. Ellos son pacificadores almas viejas y sabias, y una suprema esperanza de cosas mejores para este planeta. Ellos están interesados en hacer que haya mucha paz en casa y entre sus padres, y están rebosantes de una sabiduría que a veces nos deja sin aliento. Sus instintos humanitarios ya están estructurados y se manifiestan desde el comienzo de su vida.
Los niños de la Nueva Era son, auténticamente, un nuevo paso evolutivo de la humanidad. Bienvenidos sean.