Esconder los pulgares: Con disimulo puedes cerrar un puño o ambos dejando el pulgar cubierto con los otros dedos de la mano. Piensa en que “desinflas a tu enemigo" y... ¡YA! Así de simple. Verás como el tipo te evitará y no sabrá por qué se siente sin fuerzas y/o voluntad ante ti.